(primer parte)
VIEJA ESCUELA
¿Cómo se puede comparar la emoción extraña que se siente al entrar a una agencia de periódicos y revistas, y ver aquellos paneles brillantes, tupidos de colores, gráficos, letras, formatos y un olor a papel recién impreso?
Puedes encontrar de todo…bueno eso sí son catorcenas o finales de mes, donde esos estantes flacuchos y con revistas que nadie quiso se renuevan con más material de ocio político, de entretenimiento, y hasta de desfogue sexual.
Pero es verdad; se me olvida que los jóvenes de ahora, NO LEEN, pero eso se viene diciendo desde que yo era chavita así que no es una novedad.
Pero en realidad leen más de lo que se imaginan ellos mismos…solo que con diferentes códigos.
Los modelos de comunicación ya no solo se basan en la información y retroalimentación “correcta” del mismo, sino que como yo lo veo, en la actualidad muchos chicos ni siquiera son consientes de la información que reciben o de que la misma sea mera información.
¿Te imaginas cuánto lees en las salas de Chat?
Y no solo eso…
¿Con cuántas personas puedes charlar al mismo tiempo?
El secreto está en la rapidez… y no en la calidad.
Entramos a un mundo donde las palabras son ahora pequeñas caricaturas o iconos en movimientos, abreviaciones extraordinarias de combinación de letras y números que pueden incluso…transmitir mejor tus ideas, las ideas que no puedes expresar con palabras escritas o habladas.
¿Cuántas palabras lees en una película?
¿Cuántas en Internet?
Ha esta última hay que hacer una gran paréntesis, y es aquí, donde nos topamos con el “malévolo” instrumento de hombre blanco, que ha logrado interferir en nuestras vidas y además ser el instrumento de fusión entre el periodismo moderno y el periodismo de la vieja escuela.
Actualmente llevo 5 años dando clases a nivel universitario, mi fascinación por la enseñanza nació de ese karma maldito que dijo algún sabio una vez:
“Entre más sabes…más quieres saber”
Soy periodista de segunda generación, digamos que fui educada con las dos escuelas, la del viejo periodismo y la del nuevo periodismo.
La de la vieja escuela periodística, irónicamente no es la que se aprende en las aulas, por que el periodismo real se vive o se vivió en situaciones que en nuestro país eran hostiles…por ejemplo; la libre expresión.
Seguramente a los jóvenes que leen esta columna, se les hará algo increíble saber, que hubo un tiempo en nuestro país que el periodismo “era” una profesión muy castigada por la opresión manipulable de un poder político corrupto; que las caricaturas políticas que se mofan de FOX ni de chiste existían en la década de los 60.
Mi padre es de la vieja escuela, la que aprendió y convivió con los que hoy se les llama gurús del periodismo.
Allá en el único colegio de periodismo en México, a lado de magníficos reporteros y articulistas como Julio Scherer García, al calor de un buen Whisky y una maquinita vieja mecánica de escribir.
El alcohol y el periodismo son los dos combustibles con los que se calibra el valor y la palabra precisa, justiciera del buen periodista.
Así se forja el carácter.
La vieja escuela que mi padre me enseño, está ese amor al papel periódico y todo lo que incluye en él, el estar informado será siempre la mejor herramienta que servirá para tu superación y supervivencia… eso lo se ahora.
Pero lo que yo recuerdo de niña, es ver esa inmensa sábana de papel, que cubría medio cuerpo de mi padre; barras de letras y mas letras…aquí si se tenía que leer, porque realmente no había de otra, no había un dibujito que te explicara más gráficamente la situación…bueno, eso lo logró la caricatura política, quien también necesita de un contexto informativo para entenderla.
Esta vieja escuela, me enseño la importancia de tener como respaldo un medio impreso, las sangrías en los textos, las altas y las bajas; mi padre fue director de su propio periódico, primero un semanario, después un de formato estándar, fue reconocido por si gran habilidad para cabecear las notas...y aunque no lo crean (jóvenes) antes se contrataba a cabeceadores, que no son nada parecido a los futbolistas, pero si de meter un gran gol con esos titulares que eran, lo que ha primera vista lo mas atractivo del periódico.
Un buen titular, podría salvar la edición, y mejor aún si la información era buena también llegaban a inmortalizarse algunos artículos precisamente recordándolos por su titular.
¿En qué momento las letras buscaron innovarse apoyándose en los gráficos?
¿En qué momento, esa gigantesca sábana de papel uniforme, necesito de las fotos para ser más atractiva?
Todo tiene que ver con nuestro campo de visión y la evolución de la misma…pero eso, lo platicaremos en la próxima columna.
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www.frecuenciareal.com
www.noticieroveracruz.com
www.enlaceveracruz212.com
www.politicaenlostuxtlas.com
www.enfoqueveracruz.com
VIEJA ESCUELA
¿Cómo se puede comparar la emoción extraña que se siente al entrar a una agencia de periódicos y revistas, y ver aquellos paneles brillantes, tupidos de colores, gráficos, letras, formatos y un olor a papel recién impreso?
Puedes encontrar de todo…bueno eso sí son catorcenas o finales de mes, donde esos estantes flacuchos y con revistas que nadie quiso se renuevan con más material de ocio político, de entretenimiento, y hasta de desfogue sexual.
Pero es verdad; se me olvida que los jóvenes de ahora, NO LEEN, pero eso se viene diciendo desde que yo era chavita así que no es una novedad.
Pero en realidad leen más de lo que se imaginan ellos mismos…solo que con diferentes códigos.
Los modelos de comunicación ya no solo se basan en la información y retroalimentación “correcta” del mismo, sino que como yo lo veo, en la actualidad muchos chicos ni siquiera son consientes de la información que reciben o de que la misma sea mera información.
¿Te imaginas cuánto lees en las salas de Chat?
Y no solo eso…
¿Con cuántas personas puedes charlar al mismo tiempo?
El secreto está en la rapidez… y no en la calidad.
Entramos a un mundo donde las palabras son ahora pequeñas caricaturas o iconos en movimientos, abreviaciones extraordinarias de combinación de letras y números que pueden incluso…transmitir mejor tus ideas, las ideas que no puedes expresar con palabras escritas o habladas.
¿Cuántas palabras lees en una película?
¿Cuántas en Internet?
Ha esta última hay que hacer una gran paréntesis, y es aquí, donde nos topamos con el “malévolo” instrumento de hombre blanco, que ha logrado interferir en nuestras vidas y además ser el instrumento de fusión entre el periodismo moderno y el periodismo de la vieja escuela.
Actualmente llevo 5 años dando clases a nivel universitario, mi fascinación por la enseñanza nació de ese karma maldito que dijo algún sabio una vez:
“Entre más sabes…más quieres saber”
Soy periodista de segunda generación, digamos que fui educada con las dos escuelas, la del viejo periodismo y la del nuevo periodismo.
La de la vieja escuela periodística, irónicamente no es la que se aprende en las aulas, por que el periodismo real se vive o se vivió en situaciones que en nuestro país eran hostiles…por ejemplo; la libre expresión.
Seguramente a los jóvenes que leen esta columna, se les hará algo increíble saber, que hubo un tiempo en nuestro país que el periodismo “era” una profesión muy castigada por la opresión manipulable de un poder político corrupto; que las caricaturas políticas que se mofan de FOX ni de chiste existían en la década de los 60.
Mi padre es de la vieja escuela, la que aprendió y convivió con los que hoy se les llama gurús del periodismo.
Allá en el único colegio de periodismo en México, a lado de magníficos reporteros y articulistas como Julio Scherer García, al calor de un buen Whisky y una maquinita vieja mecánica de escribir.
El alcohol y el periodismo son los dos combustibles con los que se calibra el valor y la palabra precisa, justiciera del buen periodista.
Así se forja el carácter.
La vieja escuela que mi padre me enseño, está ese amor al papel periódico y todo lo que incluye en él, el estar informado será siempre la mejor herramienta que servirá para tu superación y supervivencia… eso lo se ahora.
Pero lo que yo recuerdo de niña, es ver esa inmensa sábana de papel, que cubría medio cuerpo de mi padre; barras de letras y mas letras…aquí si se tenía que leer, porque realmente no había de otra, no había un dibujito que te explicara más gráficamente la situación…bueno, eso lo logró la caricatura política, quien también necesita de un contexto informativo para entenderla.
Esta vieja escuela, me enseño la importancia de tener como respaldo un medio impreso, las sangrías en los textos, las altas y las bajas; mi padre fue director de su propio periódico, primero un semanario, después un de formato estándar, fue reconocido por si gran habilidad para cabecear las notas...y aunque no lo crean (jóvenes) antes se contrataba a cabeceadores, que no son nada parecido a los futbolistas, pero si de meter un gran gol con esos titulares que eran, lo que ha primera vista lo mas atractivo del periódico.
Un buen titular, podría salvar la edición, y mejor aún si la información era buena también llegaban a inmortalizarse algunos artículos precisamente recordándolos por su titular.
¿En qué momento las letras buscaron innovarse apoyándose en los gráficos?
¿En qué momento, esa gigantesca sábana de papel uniforme, necesito de las fotos para ser más atractiva?
Todo tiene que ver con nuestro campo de visión y la evolución de la misma…pero eso, lo platicaremos en la próxima columna.
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