Por: Eva Varona
Cuando era niña una de mis
abuelitas se refería a ella como “la enfermedad”; ¿Estás enferma? Me preguntaba
cuando estaba en días de mi periodo. Y aunque al hablar con ella al respecto
sobre que esto era un proceso más que natural y no una enfermedad, en su cara
siempre se reflejó un desprecio hacia ese momento que lo consideraba malo y
hasta incapacitante.
A través de los años me di
cuenta de que las mujeres mayores como mi abuelita, fueron “educadas” y unas
sin educar aprendieron por su cuenta o de boca en boca, lo que ese proceso
significaba, tomando muchas veces un significado negativo.