Arriban cientos de músicos para las Fiestas de La Candelaria

Soneros veracruzanos, embajadores de la cultura mexicana

  • El encuentro de jaraneros en las festividades representa la oportunidad de reafirmarse como artistas y compartir técnicas y experiencias con otros músicos, coinciden artistas
  • El son no decae, está más vivo que nunca, señalan

 

Tlacotalpan, Ver., 31 de enero de 2013.- El son está más vivo que nunca, porque el sonero jarocho es el primer embajador de la cultura mexicana en el mundo, coincidieron músicos de distintas partes del estado y de la República que arribaron por cientos al primer día de actividades de las Fiestas de la Candelaria en esta ciudad, para poner a bailar y zapatear a la Cuenca del Papaloapan al ritmo del buen son.

 

El trío de soneros Los Pericos Veracruzanos, originarios de la comunidad de Palma Sola, perteneciente al municipio de Santiago Ixmatlahuacan, arribaron a Tlacotalpan para participar en el encuentro de jaraneros que ya es tradicional en las festividades.

 

Isidro Prado Jota, líder del grupo y guitarrista, un veterano de 66 años, comenta que siempre se la pasan bien cada vez que vienen a tocar a Tlacotalpan: “Aquí es la esencia de la música jarocha y nos la pasamos bien, porque la gente es bullanguera”.

 

Con más de 30 años de carrera como soneros, los tres hermanos han vivido de la música y de la elaboración de instrumentos del son como jaranas, arpas, requintos, incluso muchos de ellos han sido exportados a Europa, principalmente España.

 

Él reconoce que los encuentros con otros músicos, tal y como sucede en Tlacotalpan, permite conocer y aprender más de esta profesión que siempre tiene algo nuevo que enseñar, incluso, al más avezado.

 

“Los encuentros nutren, uno ve otros músicos, cómo tocan, qué técnicas tienen, qué desarrollan al tocar y eso se va corriendo entre todos, porque todos aprendemos del que está tocando, es una verdad”, dice.

 

También explica que la tecnología permite un acceso más rápido para aprender: “Antes, como cuando aprendí yo, sólo era de oído. Las canciones muchas veces las iniciamos aprendiéndolas del cancionero. Ahora está un video en internet, por ejemplo, lo descargas al teléfono y ahí lo tienes todo el tiempo para consultarlo, analizarlo y aprender”.

 

Además, negó categóricamente que el son va en decadencia, es más, “el son nunca morirá”, y asegura que en muchas giras de trabajo que realizan presidentes y gobernadores por otros países, con frecuencia son soneros jarochos quienes acuden como embajadores de la cultura mexicana.

 

Su hermano, Joel Domínguez Jota, toca el arpa, un moreno de 51 años con el bigote denso y apenas algunas canas en la cabeza, asegura que la Candelaria es una gran oportunidad para refrescar al son. “Contrario a lo que mucha gente pensaba hace un tiempo, que el son iba de salida, no es cierto: El son está vivo. Ahora hay nuevas generaciones de niños que vienen dándole más energía al son, así que hay son pa rato” dice, mientras descuidadamente toca algunos acordes en el arpa.

 

Las fiestas de la Candelaria representan también el reafirmarse como músicos ante el público, y eso significa un reconocimiento posterior, fuera de los escenarios y al caminar libremente por la calle. “nos dicen, ahí va el arpista, o el jaranero y eso se siente bonito”.

 

Pero también los músicos veteranos tienen una misión, que es difundir y enseñar el son a los más jóvenes, llevarlo a otros pueblos con el objetivo de que la gente se divierta, baile, la pase bien y de esa manera mantenerlo vivo.

 

“Estuvimos recientemente en Chacaltianguis, ahí tocan niños chiquitos desde los 11 a los 18 años, y tocan bien, son muy buenos y eso nos alienta a seguir porque seguimos viendo nacer soneritos todos los días”

 

El jaranero del grupo, Amado Domínguez Jota, a sus 55 años, asegura que gracias al son, a su aprendizaje, al intercambio de experiencias musicales en escenarios como la Candelaria es que ha vivido feliz. “El son es algo muy noble, muchas familias vivimos por él: soneros, músicos, lauderos, y gracias también a él, podemos viajar y conocer grandes personalidades que no podríamos conocer si nos dedicáramos a otra cosa”.

 

Para finalizar, explica que el son es ese escalón que les ha permitido subir, vivir, viajar y disfrutar de la vida. “Nosotros vivimos para el son, nuestra pasión es la música, y con el son vamos hasta el fin, firmes”, concluye.

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