De esos momentos que vale la pena continuar con esta labor de periodismo cultural, de esas anécdotas que contaré orgullosa.
Tuve el alto honor de conocer al Maestro René Ramírez Ordóñez y su colección de ¡350 piezas¡ de atuendos, indumentarias y textiles mexicanos.
Es una casa preciosa; escondida entre el bullicio de un lugar centrico en Xalapa, ahí entre esa puerta de madera se resguarda lo que seguramente es, el patrimonio textil más amplio, preservado y variado del estado de Veracruz y México.
Hilos teñidos con caracol purpura, bordados, deshilados y telas se presentan ante mí y en ese momento debo confesar me sentí enorme, una brisa de presunción por ser una de las pocas personas que seguramente han visto y palpado esos atuendos que tienen más años que yo.
Me sentí sumamente afortunada que de la mano del mismo Maestro René, me adentrara a un mundo maravilloso, un enorme legado.
Pero también me invadió la tristeza; en ese momento mientras sostenía entre mis manos un bordado que seguramente tardó meses y hasta años terminarlo, supe que las nuevas generaciones poco saben o nada de esta gran herencia que irónicamente es suya.
Pero aquí les dejo mi granito de arena, mi legado es también dar a conocer estas imágenes y estos momentos, estos grandes personajes que perdurarán eternamente porque gracias a ellos, se forma nuestra identidad.
Tuve el alto honor de conocer al Maestro René Ramírez Ordóñez y su colección de ¡350 piezas¡ de atuendos, indumentarias y textiles mexicanos.
Es una casa preciosa; escondida entre el bullicio de un lugar centrico en Xalapa, ahí entre esa puerta de madera se resguarda lo que seguramente es, el patrimonio textil más amplio, preservado y variado del estado de Veracruz y México.
Hilos teñidos con caracol purpura, bordados, deshilados y telas se presentan ante mí y en ese momento debo confesar me sentí enorme, una brisa de presunción por ser una de las pocas personas que seguramente han visto y palpado esos atuendos que tienen más años que yo.
Me sentí sumamente afortunada que de la mano del mismo Maestro René, me adentrara a un mundo maravilloso, un enorme legado.
Pero también me invadió la tristeza; en ese momento mientras sostenía entre mis manos un bordado que seguramente tardó meses y hasta años terminarlo, supe que las nuevas generaciones poco saben o nada de esta gran herencia que irónicamente es suya.
Pero aquí les dejo mi granito de arena, mi legado es también dar a conocer estas imágenes y estos momentos, estos grandes personajes que perdurarán eternamente porque gracias a ellos, se forma nuestra identidad.
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