Crisanta estaba
nerviosa con justa razón; después de todo vería en persona a su “galán de
telenovela” o bien, al hombre aquel que salía mucho en televisa, en el canal de
las estrellas y que ahora es su presidente.
Peña Nieto
sudaba a mares, se repetía una y mil veces el nombre de Chilchota…Chilchota….chil…chota;
ya no puede darse el lujo de volver a ser la comidilla redes sociales.
¡Ufff! No se
equivoca aunque deja claro que la comunidad michoacana se llama “Chil-chota”…por
aquello de las recochinas dudas.
El mismo
discurso, el mismo protocolo, los mismos actores políticos, se les une el
rostro de Rosario Robles la titular de la Secretaría de Desarrollo Social;
tiene semanas en la entidad.
Los periodistas
y fotógrafos ahí reunidos se preparan mentalmente para el acto político
acostumbrado.
Pero esta vez…nadie
contaba con su astucia.
El presidente
baja del estrado y rompiendo el protocolo se acerca a las decenas de mujeres
purépechas que lo miran algunas, con justicia y gracia, algunas con justicia a
secas.
El momento
fue calificado como “fuera de protocolo, refrescante, agraciado, memorable”
Peña se
acerca a las mujeres indígenas y ve a Crisanta, quien levantó su mano para dar
testimonio, claro, también para acercarse a él.
“Yo voy a disfrutar
al Presidente ahora que lo tengo en mis manos. Espero que cumpla con todo lo
que está prometiendo, bueno…ya lo está cumpliendo, espero que siga así”
Y con un gran
abrazo telenovelero, arrancó los gritos y suspiros de las miles de jóvenes
michoacanas ahí reunidas, tal cual estrella de rock.
¿Pero quién
puede culparlas?
Si su
televisión (las que llegan a tener) les dice que su Presidente es poco más que
un galán de telenovelas que reparte besos y abrazos.
Aquel “momento”
recorrió toda la carpa mediática nacional y de redes sociales.
De manera ladina
se usó el nombre y la imagen de esta mujer para levantarle el raiting a Peña
Nieto.
No.
No fueron
falsas las palabras de Crisanta; como la mayoría de nuestros hermanos
indígenas, la honestidad es un valor que usan a diario en todas sus acciones y
palabras.
No.
El momento no
fue preparado, simplemente se dio y pasó, muy a pesar de muchos, un espacio en
donde no se reconoció al Presidente; sino que en crudas y directas palabras, se
evidenció una realidad de las muchas otras, duras y miserables en las que se encuentran
las regiones indígenas de nuestro país diariamente.
Así que sin
querer queriendo Crisanta se convirtió en la promotora del Presidente.
Punto extra
en su largo peregrinar el rating político.
Tres semanas
más tarde regresa a Michoacán, entrega apoyos de Sedesol, y anuncia que habrá
una inversión de 45 mil millones de pesos para este año, generando confusión sobre
si dicha cantidad, son adicionales a los 57 mil millones del presupuesto de
2014; así que muchos largos y retorcidos bigotes de decenas de ratas peludas,
son frotados ansiosos, en espera de la vendimia anunciada.
Ahí estaba
Fausto Vallejo, Osorio Chong, Rosario Robles; espectadores y actores, se les
hace gracias ver a su gente suplicar por las cosas que a ellos correspondía
otorgar a través de los años.
Ahora ya nada
es casual; Crisanta junto con otro grupo de jóvenes Indígenas son sentadas cerca
del estrado.
Sin embargo
fue otra señora quien les quitó el reflector y
pide, pide lo que muchas veces le fue negado por muchos años.
“Necesitamos
una cama para partos, la nuestra ya se rompió ya no sirve, necesitamos techo en
una escuela, medicinas, apoyos deportivos…”
Nuevamente el
tono honesto, el tono lacerante que sale cuando la verdad duele: “Que le eche
ganas, eso le pedimos”
Para culminar,
el ahora ya preparado acto, Peña Nieto busca con la mirada a Crisanta; ella
sabe que es su turno y se levanta a su búsqueda.
“Yo estoy
feliz aquí, de estar con mi… (Duda un momento) … Corazón”
Gritos y
risas…todo se repite.
Pues bien,
espero que se repita, espero que en realidad vaya a todas las comunidades
indígenas y abrace a todas las Crisantas que diariamente luchan por sustento,
por comida, por superación.
Que se
consideren a las Crisantas que no
cuentan con una cámara, ni un galán de televisa para centrar sus miradas en ellas.
La fórmula ya
le funcionó dos veces repetirla sería un grave error; las mujeres indígenas de
nuestro país no son juguete de nada ni nadie.
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