El joven chino llora frente a
la cámara; con tal desesperación le pide a su madre que lo regrese a casa, que
de ahora en adelante se portará bien.
Su cara es la vívida imagen
de la desesperación humana, cualquiera a verla se le estrujaría el corazón,
aquel joven que tras una ventana con barrotes pide clemencia a su sufrimiento,
extiende la mano en señal de rendición… su madre, lo observa en un mar de
lágrimas al otro lado de la puerta de hierro.
Esta que bien podría ser una
secuela de alguna terrible guerra… es más bien una secuela del mundo virtual.
En este lugar que pareciera
una cárcel, pero que no lo es, sino todo lo contrario; es una clínica de
rehabilitación para jóvenes y niños chinos, quienes a su adicción a las redes
sociales y a los video juegos, los ha llevado a padecer enfermedades físicas y
mentales…una de las graves es dejar de existir… no literalmente sino en un
sentido estricto de la reclusión que los ha llevado a no comer por días y
abandonar las acciones de una vida real, tan simple y sencilla como la de la
convivencia humana; vital para la evolución de la sociedad.
Ahora repitamos la misma
escena del inicio, el chico llora a mares, mientras la madre angustiada lo
observa… el chico llora porque lleva 5 horas sin conexión a internet y le pide
a su madre que lo lleve a casa… donde claro tiene todo su arsenal para
conectarse a la red.
Esto que puede verse
totalmente ridículo, no lo es; incluso es ya considerado un mal social, una
enfermedad de la sociedad china, lugar donde la tecnología está rebasando los
límites de la prudencia, creando un nivel de “Ansiedad digital” que está
poniendo en peligro a las generaciones futuras.
¿Pero cómo se ha salido de
nuestro control?
¿Este es el panorama que también
nos espera?
Hace unos días cenando con
unas amigas, me propusieron que abriera solo una red social para mi, no para La
Varonita ni para La Gazeta, algo que sea simplemente tuyo…
Y que sólo nosotros tus
amigos podamos ver.
Y en ese momento caigo en la
reflexión que efectivamente , muy a pesar de lo que vean mis seguidores de
Facebook, no comparto lo que solo a mis amigos reales cuento cuando veo en
persona.
La foto de una cena con mis
amigas, no dice nada de lo que platicamos ahí; ni los sentimientos ni las
preocupaciones, ni las reaccione propias del ser humano.
No… no lo hago totalmente ; y
la verdad me siento aliviada por eso, ahorita les cuento por qué.
¿Pero quién no lo hace?
Hay varias realidades en este
asunto y la primera, casi como un sagrado mandamiento es que , todos publican
lo que quieren para que sea visto por alguien más.
Pero quiénes son ese “alguien
más”…
En un estudio realizado por
Connected life 2014; nos habla de 4 agrandes perfiles o tipos de usuarios que
existen en Facebook:
LOS FUNCIONALES: estos
usuarios son el grupo más grande; no está muy involucrados 100% pues no cuenta
con una conexión constante en la web.
LOS LÍDERES: quienes dan su
opinión y la comparten.
LOS OBSERVADORES: muchas
veces pasivos, solo likean las publicaciones.
LOS CONTACTADOS : pasan poco
tiempo en línea.
Y a pesar que estas
categorías pintan un panorama no tan perjudicial; la realidad es que en México
apenas una quinta parte de la población cuenta con una constante (iba a decir
buena pero eso no existe aquí) conexión a internet, y por tanto interactuamos
en redes sociales como Facebook; que es hoy por hoy la red social más
visitada.
Pero ¿Quiénes habitan
realmente en Facebook?
Estamos cayendo en el error
de pensar que Facebook es una tierra hecha, existente que nosotros solo
llegamos a insertar nuestra banderita de colonización…
Facebook es un reflejo de lo
que buscas en la vida; lo que deseas, anhelas, prefieres y aspiras está
reflejado en cada uno de los perfiles, así que tu perfil y esas afinidades se
unifican con otras similares pero nunca, iguales.
Así que esta red social, año
con año se vuelve más intuitiva, te ofrece las piezas con las que armas tu
muro, el resto lo haces tú.
Si te encanta la moda, veras
anuncios de marcas y ropa; si lo tuyo es el deporte, por todos lados verás
personas con las mismas afinidades.. . y así sucesivamente.
Si lo pensamos detenidamente,
esto es de verdad peligroso; somos seres humanos, cometemos errores no somos
perfectos y eso también se refleja en nuestros muros, que a medida que pasa el
tiempo no solo se convierten en reflejos de nuestras mentes, sino de un escape
de “la vida real”.
Byung-Chu-Han es un filosofo
coreano que tiene interesantes estudios del impacto de las nuevas tecnologías
en las sociedades y la manera en las que estas interactúan.
“Narcicismo y el
exhibicionismo exacerbados en los usuarios”
“Cada quien exhibe en sus
opiniones, pasamientos, aspiraciones y deseos sin comunicarse ni convivir con
los demás”
Es absoluto, la comunicación
está cambiando entre nosotros.
También nos dice : “En el
mundo virtual en el que las fronteras se han desvanecido, los individuos están
tan aislados, cansados y deprimidos.
El Facebook que hemos creado,
está transformándonos; el filósofo Han habla también de “El Enjambre digital”,
integrado por individuos aislados sin alma, desprovistos de la capacidad de
actuar como colectividad.
A decir de Han, esto también afecta nuestro sistema nervioso
físico, creando “Ansiedad digital” ; “las personas han perdido el silencio que
utilizan para meditar o pensar, están enredados en la ansiedad digital”.
Sin duda estas son
interesantes reflexiones de un pensador que está íntimamente ligado a las
sociedades poderosas, a las sociedades con potencial tecnológico…algo que ,
aceptémoslo, aún carecemos demasiado.
Esto puede ser una enorme
ventaja; ni Facebook ni la tecnología es el demonio; pues sin duda son también
herramientas muy valiosas para mejorar nuestro potencial humano.
Tal vez por ello decidí
dentro de mi perfiles no compartir experiencias más personales, momentos que
solo platico cara a cara con mis amigos y familiares, atesoro los momentos de
interacción. Nada releva sus expresiones, sus sonrisas, sus lágrimas…
Pero también acepto que mis
perfiles están creados para ejercer un fin informativo.
Todas estas reflexiones de un
futuro poco alentador en el uso excesivo de la tecnología y redes sociales,
pueden ser una oportunidad para que nuestra sociedad esté prevenida.
No digo que usar una red
social para compartir sea malo pero, tenemos el poder de establecer que
compartir sea una palabra real y no un
botón que sustituya un sentimiento.
@gazetatele
@lavaronita
www.lagazeta.org
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